Escritos,  Lecturas

Inventario

Hay insomnios que se obsesionan con encontrar respuestas. Juegan a preguntarse lo inexplicable. Son noches de un perspicaz abrir o cerrar. No dejar entrar nada o mantener abierto ese recóndito espacio donde el tiempo no existe, donde la realidad se rompe en pedazos cuando se estrella con la verdad, en ese prologando momento donde se ve tristeza cayendo como una inesperada nevada que todo lo cubre. Y todo se vuelve nítido e incomprensible. Por fin, ha dejado de llover. Solo una lágrima helada de abandono resiste la borrasca de la noche más oscura, de la noche que se esfuma dejando un rastro líquido de desapariciones.

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